Siguen saliendo a flote el lado oscuro de Hollywood. El actor francés Gérard Depardieu se encuentra una vez más bajo los focos. ¡Ujum!
Trece mujeres le han acusado de cometer actos de violencia sexual, incluido tocamientos, frases obscenas y gruñidos insistentes, durante los rodajes de 11 películas entre 2004 y 2022. Los testimonios, revelados el martes por el medio de investigación Mediapart, describen un modus operandi similar del actor y ponen de relieve la ausencia de reacción de los equipos de rodaje, que la mayoría de las veces ignoraron los hechos o minimizaron el comportamiento de una de las figuras más conocidas del cine francés. Depardieu, que niega todas las acusaciones, ya había sido imputado por agresiones sexuales en 2020 tras la denuncia de una joven actriz.
Las mujeres que han dado sus testimonios (algunos anónimos, otros no) al medio de investigación francés son actrices, maquilladores, técnicas, figurantes, becarias.
Todas han descrito comportamientos similares durante los rodajes. Una mano en la entrepierna, sobre los glúteos o el pecho. Frases de índole sexual y totalmente fuera de lugar y, algunas veces, gruñidos y resoplidos insistentes a unos centímetros de ellas. Según los testimonios recogidos por Mediapart, estos actos se cometían a la vista de todos, sin ninguna voluntad de esconderse. Las declaraciones también apuntan a risas o la complacencia de los equipos de producción.
“Sin previo aviso, Gérard Depardieu me metió la mano por debajo del vestido, sentí sus dedos intentando alcanzar mis calzones”, contó una figurante al medio francés, bajo condición de anonimato. Los hechos que describe se produjeron en Nueva York, en diciembre de 2014, durante el rodaje de la película Big House, del director Jean Emmanuel Godart.
La presunta víctima tenía 24 años y decidió quejarse al equipo de producción, como confirma Isabel Butel, una auxiliar de vestuario presente en las grabaciones y que también habló con Mediapart. La reacción del plató, recuerda, le chocó. “Era del estilo: ‘Oh, es Gérard, es un poco provocador”, cuenta, añadiendo que “todo el mundo” veía el malestar.